martes, 21 de octubre de 2008

raices...



Está bien que de vez en cuando podamos volver a la infancia sin lamentarnos.

Me agrada comprobar que en ocasiones uno puede pasear sin tener que agachar la mirada.

Un paseo por las nubes verdes de esa plaza en la que dimos de comer a las palomas.

Unos pasos por donde las combas se transformaron en cuerdas.

Me alivia que a veces se piense en ti y en mi, y en mi vecino y en el tuyo,

que a veces incluso alguien decida respetar y reparar los adoquines de mil "niñeces"

y cientos de "vejeces" y millones de "adulteces".





Que bien ver que las raices aguantan...las de los árboles y las de los alicantinos.

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