jueves, 1 de marzo de 2007

pinceladas

Como viene siendo ya una tradición. Aprovecho los primeros momentos de mi jornada en la soledad de la oficina para escribir unas líneas. Y para manteneros al corriente de mi proceso de insomnio. Pues hoy he dormido un poco mejor. En realidad estoy cansada pero al menos no recuerdo haber tenido pesadillas hoy.

Hoy mi jornada se alargará más de lo habitual. Tengo una reunión esta tarde y un concierto...así que paciencia.

Ayer retomé un hobbie que hacia mil años que tenía aparcado. La pintura. Estoy pintando un cuadro-mural en acuarela. Bueno la verdad es que de momento es bastante cutrecillo pero espero que poco a poco se quede bien. Lo que más me gusta de volver a pintar no es pintar. Es volver. Además es algo que me acerca a mi padre. Y cosas del destino, el día que vuelvo a coger un pincel mi padre inaugura una exposición en el pueblo...


Pintar me acerca a mi padre porque me hace recordarlo en su hábitat natural, entre oleos y disolventes. Me recuerda a cuando se subía a los andamios, se metía entre la madera, y entre grito y grito me daba un papel para que me entretuviese. Me sirve para recordar a mi papi entre montañas de carton-piedra siempre con el ceño fruncido y el cigarro en la boca, siempre con su bigote casi pelirrojo.
Pintar me lleva al comedor de la casa de mispadres con ese eterno olor a pintura. Recuerdo que, cuando tenía unos 10 años pinté un dibujo en un folio. No era una gran cosa, solo un paisaje de montaña con una niña en primer plano con su muñeca.Una noche mi padre entró en mi habitación y me pregunto si podría repetir aquel dibujo en un lienzo. Me trajo uno a la cama y me dio un lápiz. Alli me quedé copiandome a mi misma. Días más tarde mi padre empezó a pintar a óleo mis garabatos. Las montañas parecían realmente de tierra gracias a mi papi...nunca lo terminó..supongo que en el fondo yo sabía que aquel cuadro no estaba destinado a ser terminado y nunca le he preguntado por qué. Lo que si me gustaría saber es, qué vió mi padre en ese paisaje para quererlo vestir de óleos...no se lo que vió, lo que si que se es que, desde entonces siempre he seguido dibujando...quizá fuera eso.


Me da tanta pena ver como se apaga mi papi... y tanta alegría saber que sus cuadros, sus esculturas, sus manos en definitiva estarán siempre en cada pincelada que yo de, para siempre...


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